Artículo publicado en Leganés Activo el 24/02/2020.
Este 19 de febrero hemos conmemorado el DÍA CONTRA LA LGTBIFOBIA en el deporte, recordando el nacimiento de Justin Fashanu, jugador de fútbol de la liga profesional inglesa quien viendo la carencia de referentes positivos para niños y adolescentes decidió dar un paso al frente y salir del maldito armario en el que ninguno de nosotros debimos estar nunca porque no fuera necesario. Su gesta fue tristemente heroíca ya que años después (mayo 1998 ) y ante el brutal asedio sufrido que traspasó todas las fronteras de lo permisible, ya que se le acusó falsamente de pederastia, decidía quitarse la vida. Su nota de suicidio lo esclarecía todo: ““Me he dado cuenta de que ya he sido condenado como culpable. No quiero ser más una vergüenza para mis amigos y familia […] espero que el Jesús que amo me dé la bienvenida y finalmente encuentre la paz”.
Nuestra asociación realiza diferentes actividades a lo largo del año encaminadas a mostrar la diversidad dentro de la más absoluta de las normalidades, mostrando siempre el carácter enriquecedor que para la sociedad en su conjunto supone. Una de ellas es la visita a diferentes clubes de la localidad buscando apoyo a la que consideramos es la más justa de las causas: la igualdad plena de las personas independientemente de orientaciones del deseo o identidades de género. Hemos de decir con orgullo que todos los clubes visitados nos hablan de la educación en valores que proporcionan a las y los deportistas para erradicar comportamientos LGTBífobos en sus vestuarios e instalaciones. Todas las entidades deportivas con las que establecemos contacto se prestan a mostrar símbolos que crean cercanía tanto con sus miembros LGTB como hacia los espectadores que asisten a los encuentros o ven los mismos a través de los diferentes medios de comunicación.
Sin embargo, nos consta que dentro de la exaltación y pasión que desatan determinados deportes siguen ocurriendo episodios puntuales desagradables en gradas a modo de mofas, burlas, chascarrillos, cánticos… totalmente inaceptables por el irreparable daño que producen tanto a los LGTB como a familiares y amigos. Como en otros temas, no se trata de poner un activista lgtb en cada encuentro a modo de policía ni detective para desenmascarar a los exaltados ignorantes. El colectivo arbitral debe recoger en sus actas estos incidentes, los delegados de campo o cancha deben instar a la suspensión de los encuentros en los que se produzcan estos hechos hasta que desaparezcan por completo y de no producirse dar por concluídos los mismos. La LGTBIFOBIA es un delito muy grave y debe ser considerada como causa de fuerza mayor a la hora de dar por finalizado un encuentro.
Por otro lado, ¿qué duda cabe que debemos continuar sensibilizando, concienciando y educando con todo tipo de campañas, charlas y talleres al respecto? Ahí son las diferentes instituciones las que deben facilitar que se pueda erradicar el desconocimiento de la comunidad LGTB. Pero no todo pueden ser balones fuera, nuestra mayor y más eficaz arma demostrada es la visibilidad, y además se lo debemos a Justin.