Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer Manifiesto #25N2024.
Contra la violencia vicaria, por la protección de nuestras vidas y las de nuestras hijas e hijos.
Queremos alzar la voz para manifestar nuestra más rotunda repulsa a todas las violencias machistas que sufrimos las mujeres y solicitar apoyo, empatía y unidad para con las verdaderas víctimas de: la violencia de género, feminicidios, violencia vicaria, agresión y acoso sexual, acoso en el entorno laboral, violencia económica, trata de mujeres y niñas con fines de explotación sexual, violencia sexual por el uso inadecuado de las tecnologías, cada vez más frecuente y preocupante; los todavía lamentables matrimonios forzosos o las ablaciones… Queremos recordar también a las mujeres con más de un filtro de discriminación y violencia. Toda nuestra condena a todas estas formas de violencia y nuestro compromiso por erradicar estos actos inhumanos dentro de nuestra sociedad.
Hoy, 25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, levantamos la voz con fuerza y determinación para que nuestra denuncia se centre, en esta ocasión, en una de las formas más crueles de violencia machista: la violencia vicaria. Esta violencia, ejercida por agresores que usan a los hijos e hijas como instrumentos para hacer daño a las madres, es una manifestación extrema del control y la venganza patriarcal. Es el arma más devastadora con la que el maltratador no sólo busca herir, sino destruir el alma de las mujeres, matándolas en vida, a través de lo más preciado para ellas: sus hijos e hijas.
La violencia vicaria se ha cobrado demasiadas vidas de niñas y niños, este año han sido asesinados 10 menores por sus padres, desde 2013, año en que comenzaron las estadísticas han sido asesinados 63 menores. Cada caso nos recuerda el inmenso peligro que las mujeres enfrentan cuando deciden romper el círculo de la violencia. La violencia vicaria no es un fenómeno aislado, sino que se enmarca dentro de un problema ural y nuclear de nuestra sociedad, el patriarcado y el machismo, que permite que el control, la dominación y la crueldad se perpetúen dentro de los hogares; donde la violencia machista y, en especial la violencia vicaria, es invisible para muchas personas, e insoportable para quienes la sufren. Los datos y testimonios de madres que han sufrido esta violenciademuestran que los sistemas de protección, en demasiadas ocasiones, han fallado. Estos crímenes no son incidentes aislados, sino la consecuencia última de un sistema que falla y la ineficacia de las instituciones. Las mujeres no sólo son víctimas de sus agresores, también lo son de un sistema que muchas veces no actúa con la agilidad ni la contundencia necesarias. Nos enfrentamos a una justicia que, en ocasiones, no entiende la complejidad de la violencia vicaria, ni cómo los agresores utilizan los procesos judiciales, las custodias compartidas o las visitas a los y las menores como herramientas para seguir perpetuando el control y la violencia. Las madres maltratadas se ven obligadas a compartir la crianza de sus hijas e hijos con sus agresores, viendo como en algunas ocasiones, durante la práctica de las visitas éstos siguen sufriendo violencias tanto psicológicas como físicas, sin que se considere el riesgo que esto supone para las y los menores y para ellas mismas. En este 25 de noviembre exigimos que se refuercen las medidas de protección para mujeres y menores víctimas de violencia de género. No puede ser invisible ni ser, de ningún modo, ignorada por la sociedad. Por ello, necesitamos:
1. Refuerzos legislativos: las leyes deben proteger de manera efectiva a las madres y a sus hijos e hijas. Exigimos que se amplíe el enfoque de violencia de género para incluir la violencia vicaria en toda su dimensión. 2. Refuerzo en la formación específica para jueces, fiscales y Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado: Es fundamental que los actores clave en la protección de las víctimas comprendan plenamente la violencia vicaria y la naturaleza de la misma; actuando así con la diligencia correspondiente para evitar tragedias irreparables. 3. Atención psicológica y emocional: Para madres y menores, es imprescindible garantizar un apoyo adecuado que les permita sanar del trauma y reconstruir sus vidas. 4. Custodias seguras: Exigimos la eliminación automática del régimen de visitas para los agresores y que las decisiones judiciales en casos de violencia de género prioricen siempre el bienestar y la seguridad de menores y de sus madres. 5. Concienciación social: Es responsabilidad de toda la sociedad visibilizar este tipo de violencia. Unidos, debemos denunciarla, hablar de ella y trabajar para erradicarla. No podemos permitir que siga siendo una realidad silenciosa en los hogares.
Hoy, recordamos a todas las mujeres que han perdido a sus hijos e hijas a manos de sus agresores, víctimas también del machismo que las silencia y las ataca donde más duele. No olvidamos sus nombres ni su lucha. No estáis solas y no pararemos hasta que ninguna madre tenga que enfrentarse a esta tortura. Rompamos este círculo de dolor, exigiendo justicia, protección y una vida digna para todas las mujeres y sus hijos e hijas. Porque no se trata solo de sobrevivir, sino de vivir libres de miedo, para nosotras y para nuestras familias. ¡Basta ya de violencia contra la mujer! ¡Basta ya de violencia vicaria!
¡Ni una más!
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