Orgullo LGTB+ 2018: La revolución tres sesenta
Luis Fenero:
Millennials: supuestamente la generación mejor
preparada pero también la más malcriada, desinteresada, quejica, egoísta, vaga,
inculta… ¡Vamos, lo peorcito! Así es como nos presentan la sociedad y los
medios de comunicación. Sin embargo, precisamente hoy estamos aquí doce
jóvenes, millennials, que NO nos sentimos identificados con esta descripción.
Bueno, quizás sí seamos un poco quejicas, pero con motivos. Porque todavía hay
muchas cosas que no van bien y por las que hay que quejarse.
Lolita Watson
Las quejas crean cambios. Las quejas crean
revoluciones. Hace cuarenta y nueve años una queja inició la liberación LGTBI+.
Una queja llamada Stonewall y que lideró Marsha P. Johnson. Gracias a ella y a
muchos otros que iniciaron y continuaron la lucha podemos celebrar hoy el
Orgullo. Marsha era mujer, transexual, negra y joven. Sí, también era joven. Tenía solo 23
años. Y es que la juventud siempre ha sido quejica y por eso ha sido el gran
motor del cambio y de las revoluciones.
Marina
No nos malinterpretéis, no queremos discriminar
a los mayores, a esos que llaman señores. Todos formamos parte de este
movimiento ¿Pero cuál es nuestro papel ahora? Nuestra revolución debe ser una
revolución sexual, una revolución tres sesenta. Empecemos por dejar de llamarlo
Orgullo gay y llamémoslo por su nombre, Orgullo LGTBI+. No nos comamos ninguna
sigla porque aquí todos sumamos.
Jedet
Y puestos a comernos algo, mejor comámonos el
donut. ¡Basta ya de dividirnos! La lucha es conjunta. Queremos vestirnos como
nos dé la gana, estar con quien queramos y poder ser quien realmente somos.
¡Todas somos reinas! No queremos que estén de acuerdo con nosotros, queremos
que nos respeten y para eso, tenemos que empezar por respetarnos entre
nosotros. Si te quieres poner un vestido, una camisa de cuadros, pintarte las
uñas, lucir pluma o los pelos del sobaco, hazlo independientemente de que seas
chica, chico o chique. ¡Digooooo!
Bast
Haz lo que quieras, cuando quieras, cuando te
sientas con fuerzas. Porque ya tenemos suficiente con que antes de nacer nos
otorguen un género en base a los genitales. Un género binario, claro. Chica o
chico. Rosa o azul. Vivimos en una sociedad que da por hecho que somos personas
cis y hetero; y que nos juzga si nos salimos de lo establecido. Donde un beso
con tu chica, se convierte en titular… Sí, se han ido dando pequeños pasos.
Este año, la OMS ha dejado de considerar la transexualidad como una enfermedad
mental, para considerarla una disfunción. Un paso, pero pequeño.
Javier Raya
Nosotros aquí, en nuestro barrio, en Chueca, al
menos podemos avanzar paso a paso. Pero esta no es la realidad en toda España.
Hay pueblos donde todavía el balón es para los niños y los patines para las
niñas. Donde la gente te señala, te apunta con el dedo, susurra a tus espaldas…
por ser el “bicho raro”. Bichos raros sin referentes visibles en su entorno que
consiguen sentirse identificados con personas como tú o como yo, a golpe de
click. Muchos de ellos soñarán con estar aquí hoy. Ojalá pronto sus pueblos
celebren verbenas repletas de banderas arcoíris y podamos celebrarlo todos
juntos.
Mapi León
En otros lugares puede ser todavía peor. En
otros países nos encarcelan y nos matan por el simple hecho de existir. Hay
personas LGTBI+ que tienen que huir y se encuentran con las puertas cerradas, a
la deriva. Es más, hay un país donde la LGTBfobia está a la orden del día y aún
así está celebrando el evento deportivo más mediático del año. ¿Y todavía
pensamos que el gran drama es que España haya sido eliminada en octavos? De
todas formas las chicas, que también jugamos al fútbol, intentaremos el próximo
año llevar a España a lo más alto. Probablemente no tengáis ni idea, pero la
Selección femenina jugará en el Mundial 2019.
Víctor Gutiérrez
Por eso tenemos que alzar la voz por nosotros y
por todos aquellos a los que no se les escucha. ¡Tenemos que manifestarnos!
¡Tenemos que ser visibles! Tenemos que hacernos ver en todos los aspectos de
nuestra vida, no solo en nuestra esfera privada. No podemos permitir que
nuestra identidad de género o nuestra sexualidad condicione nuestra profesión
ni nuestro futuro. ¡Sorpresa! Se puede ser deportista y homosexual; es
compatible.
Lucia Sun
También es compatible ser fotógrafa y mujer. Si
ya es difícil ser mujer en una sociedad machista, imagina ser mujer y LGTBI+.
Una doble discriminación que hace que, por ejemplo, la esperanza de vida de una
mujer transexual en España sea de poco más de cincuenta años. 2018 está siendo
el año de la mujer y debe seguir siéndolo. Pero de todas; incluidas lesbianas,
trans, negras, blancas, asiáticas, ricas, pobres, viejas y jóvenes.
Claret Castell
Y sí, somos jóvenes, pero los hay aún más
jóvenes. Jóvenes que viven el acoso en las aulas y fuera de ellas, también en
redes sociales. Los doscientos ochenta caracteres de un tuit son suficientes
para hundir la autoestima a cualquiera.
Por eso nuestra responsabilidad es educarlos, enseñarles a que se puede
estar conectados veinticuatro/siete sin ser un hater. Queremos ser ejemplo para
las próximas generaciones, esas que esperemos que se quejen y mucho.
Agoney
Ya veis, los millennials somos unos quejicas.
Aunque también esperamos que os haya quedado claro que somos valientes,
comprometidos y luchadores. Somos las mariposas que el león no ha podido
comerse y vamos a seguir celebrando y manifestándonos… ¡por el amor, por la
libertad y por la visibilidad!
Hoy continua la revolución tres sesenta.
Good luck and don’t fuck It up!
¡FELIZ ORGULLO 2018!
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