Este mes, junio, salimos a las calles con orgullo, con memoria y con futuro. Porque aún hay quienes nos quieren en silencio. Aún hay quienes piensan que amar diferente, vivir diferente, sentir diferente…es motivo de vergüenza. Pero aquí estamos, un año más, para recordarles que la diversidad no se esconde: se celebra, se defiende, se vive.
Este manifiesto es por quienes se atreven a ser, aunque el mundo les diga que no. Por las personas trans que enfrentan cada día miradas, rechazos y leyes que todavía no reconocen toda su dignidad. Por quienes se atrevieron a iniciar un proceso de transición en soledad. Por quienes vieron su identidad cuestionada incluso por quienes decían ser aliados.
Es también por quienes son no binaries, y se han cansado de que les digan que no existen. Por quienes no caben en el binarismo impuesto, por quienes se presentan al mundo tal y como son, sin etiquetas fijas, sin necesidad de encajar. Por quienes han tenido que explicar mil veces su nombre, su pronombre, su cuerpo, su existencia.
Y es, sobre todo, por quienes ya no están, porque el odio les arrebató la vida. Por cada agresión, por cada insulto, por cada puerta cerrada. Por cada adolescente que sufrió acoso en su instituto, por cada persona que fue golpeada por mostrar afecto en público, por cada familia que dio la espalda. Porque sí, la violencia sigue presente, en nuestras ciudades, en nuestras aulas, en nuestras casas. Y no vamos a callar.
Cada día hay más traficantes de odio, sus discursos de odio crecen más y, con esos discursos, aumentan las discriminaciones, el acoso, los insultos, las agresiones, la violencia, el miedo y el armario. Porque nos señalan para eso, nos señalan para que nos agredan, para que nos insulten, para que volvamos al armario.
Hoy volvemos a recordar y recordamos, y lo seguiremos haciendo hasta que no quede la más mínima de las dudas que un hombre transexual es un hombre, una mujer transexual una mujer y un no binario transexual es un no binario; porque es la libre autodeterminación del individuo quien marca su género, ya sea binario o fluido. Y todo sin que tenga que ser certificado por un juez o médico alguno. Todos sabemos de sobra quiénes y, sobre todo, cómo somos y sentimos. Somos la comunidad LGBTIQ+ nos respetamos entre todos y cuidamos de cada una de nuestras siglas, porque somos la familia elegida, y estamos atentos ante la doble discriminación que sufren las mujeres lesbianas por ser mujeres y homosexuales, la que siguen sufriendo muchos gays que no se atreven aún a mostrar quiénes son realmente en sus centros de trabajo.
Cuando se cumplen 50 años de la muerte del dictador Franco recordamos la Ley de Vagos y Maleantes en la que se nos incluyó, así como la Ley de Peligrosidad y Rehabilitación Social del año 1970 que se derogó entrada la democracia el 26 de diciembre de 1978.
La homosexualidad fue despenalizada en España en 1978, aunque la Ley de Escándalo Público continuó usándose para perseguir a personas LGTBI hasta su modificación en 1983 y derogación en 1989. Y recordamos esta legislación punitiva para tener presente que existió hace no mucho tiempo y no vamos a permitir que la involución que estamos observando en países como EEUU, Reino Unido, Rusia o Hungría pueda salpicarnos y nos arrebate lo que nos corresponde por derecho y dignidad.
Hoy también celebramos. Porque a pesar de todo, hemos avanzado. Este 2025 se cumplen 20 años del reconocimiento del matrimonio igualitario en España. Dos décadas desde que este país dio un paso histórico hacia la justicia y la libertad. Fue una victoria colectiva, fruto de décadas de lucha. Y fue solo el principio.
Porque no nos conformamos. Queremos más. Queremos educación afectivo-sexual en todos los centros, leyes que protejan a las personas trans sin condiciones, atención sanitaria respetuosa y accesible, espacios seguros para la juventud LGBTIQ+, políticas reales contra los discursos de odio y una sociedad que no tolere ni un solo paso atrás.
Hoy gritamos que no hay un solo modo de ser, de sentir, de amar o de vivir. Y que cada uno de esos modos merece respeto, merece libertad, merece orgullo.
Porque no se trata solo de amor. Se trata de derechos, de dignidad, de vida.
Y porque la lucha continúa, pero también la alegría. También el abrazo. También el baile, la voz, la risa, la bandera…
Hoy y siempre, con memoria, con fuerza, con orgullo. NI UN PASO ATRÁS.
¡Feliz Orgullo LGTBIQ+!